Little Black Christmas

por **Bellatrix D. Black** Vie Dic 28, 2012 10:40 pm

La navidad se hacía presente en el colegio, y eso, honestamente, asqueaba a Bellatrix. No era un sentimiento nuevo, ya que desde pequeña no había sido adepta a las celebridades decembrinas, y como si una reunión llena de gente mayor no fuera suficiente, tenía que soportar a la basura mestiza que recorría el castillo de Hogwarts todo el año.

Aún así, eso no restaba más esmero a su apariencia. Se encontraba frente al espejo, dejando que su cabello cayera sobre sus hombros y sus labios tuvieran un ligero carmín que resaltaba sus profundos y atemorizantes ojos negros. Se dedicó una última mirada antes de retirarse de su habitación, dejando el recuerdo de su aroma en el camino.

Había bajado a la Sala Común con la perspectiva de que en unas horas una fiesta clandestina de los Slytherin disiparía la mala velada; como era costumbre, no saludó a nadie más que con un ligero gemido que salía de sus labios cuando la saludaban con reverencia. Black…, se congratulaba siempre al recordarlo.

Había decidido que nada obstruiría su paso hasta llegar al comedor, sin embargo, aquel morbo que la caracterizaba la incitó a burlarse de las cartitas de navidad que posaban en la mesa principal. Si las quemaba, probablemente habría hecho un favor al mundo, ya que un Slytherin verdadero no jugaba como un niño, ni se enamoraba como una niña… los Slytherin no hacían eso… así que… justo cuando sacaba su varita, el nombre de Andrómeda llamó su atención.

Una carta sin remitente, pero con palabras que serian suficientes para condenar a cualquier chico si fuera un Slytherin… bufó por lo bajo y arrojó la carta de nuevo. Habían muchos rumores sobre su hermana y su aparente interés con fraternizar con un tejón… por ser su hermana, le había otorgado el beneficio de la duda, pero esto tal vez era demasiado. Tendría que hacerse cargo si era cierto… con gusto lo haría, y su hermana aprendería… sí, era una excelente idea.

Escuchó que alguien aclaraba la garganta, pero como era típico de ella, ni siquiera se molestó en girar. Sin embargo, sabía de quién se trataba y una sonrisa se ladeó en sus labios.
-Oh, querida, si fuera tú, mandaría al diablo a ese pobre iluso… ¿chocolates para una Black? ¿Acaso cree que eres cualquier bruja?- preguntó con burla, con enojo. No porque alguien molestara a su hermana, no. Sino porque probablemente, alguien intentaba manchar su apellido. -Podría ayudarte a recordarle que está tratando con la grandiosa Andrómeda Black- ironizó, casi chillando como hacía cuando algo no era de su agrado. Quizá Drómeda necesitaba despertar... o que alguien la despertara.

por **Andrómeda C. Black** Sáb Dic 29, 2012 10:33 am

Las Navidades en Hogwarts eran simplemente mágicas. Lo mejor de todo, era que aquel año ninguna de las hermanas Black volverían a casa por vacaciones, debido a que nuestros padres, Druella y Cygnus, se iban de viaje. ¡No tendría que aguantar esas aburridas cenas, con los Lestrange, los Malfoy y demás familias sangre pura importante! No tendría que soportar los prejuiciosos comentarios de mi familia, ni las indirectas de mi madre para acercarme a el menor de los Lestrange, Rabastan. Lo único que me animaba un poco en casa cuando era Navidad, se trataba de la presencia de Sirius. Por eso, al contrario que Bella o Cissy, esos días festivos en Hogwarts estaba de muy buen humor y una alegría que eran difíciles de ocutar bajo una máscara de hielo.

Además, el castillo en Navidad era decorado con miles de adornos navideños, los banquetes en el Gran Comedor estaban para chuparse los dedos y la nieve daba a los terrenos un paisaje digno de ver. No podía tener más motivos para estar alegre esas vacaciones. Muchas veces me preguntaba cómo pasarían las fiestas los demás alumnos, los que no tenían que soportar familias como la mía. Seguramente, más felices y animados que nosotros. Con más... ilusión.

Me desperté esa mañana bastante temprano. Cualquiera diría que parecía una niña pequeña, deseando bajar a por sus regalos de Navidad. Pero no quería dar esa impresión y menos si alguna de mis hermanas estaba por ahí. Así que me quedé un rato más entre las suaves y cálidas sábanas, pensando en cierto Hufflepuff. ¿Se habría queddo la Navidad en Hogwarts? En el fondo, quería que así fuera, para desearle una feliz Navidad si me lo encontraba casualmente por algún pasillo.

Cansada de esperar sin hacer nada en la cama, me levanté y me vestí con unos sencillos vaqueros y una blusa blanca. Encima de ésta, una rebeca azul calentita para el invierno. Arreglé un poco mi pelo y bajé las escaleras con tranquilidad y la elegancia Black que, pese a todo, no podía quitarme de encima. Me acerqué a la mesa principal, para ver si había "algo" para mí. No esperaba nada de mis padres, pero sí algo de mi primo Sirius. Entonces me di cuenta, de que mi hermana mayor tenía en sus manos un sobre. Y en ese sobre ponía claramente "Andrómeda Black". Carraspeé, muy molesta por encontrarlo en sus manos y no en la mesa. Bellatrix simplemente cogía las cosas sin preguntar, una maldita manía que yo había tenido que aprender por las malas. Dí unos pasos hacia ella y le quité el sobre con los chocolates con decisión y suavidad al mismo tiempo.

-Chocolate, Bellatrix. No va a matar a nadie -Le espeté, casi retándola con la mirada. Chocolate... más las palabras que habría en la carta, que me moría por leer. Y por las que Bella mataría a Ted, seguramente. Decidí guardármelo detrás de la espalda, para mantenerlo lejos del alcance de mi hermana. -Al menos, ese pobre iluso tiene la consideración de... -Me callé antes de irme de la lengua. Esbocé una sonrisa falsa por lo que dijo con ese tono tan irritante. - No es asunto tuyo- Corté secamente. Quizás me estaba pasando de la raya... y no quería pasarme de la raya con Bella. Intenté arreglarlo, pero el mal ya estaba hecho -Yo me encargo. Sé cuidarme solita, tú no tienes por qué recordarle nada- Añadí dándome la vuelta, dispuesta a cambiar de tema o , directamente, irme lejos de ella.

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