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Dorea Potter se acercó a su marido, con su lindo mandil y su cafetera en mano, para servirle el café como todas las mañanas mientras él, Charlus Potter, leía el diario mágico "El Profeta". Dorea le sirvió su taza sin mirar, pues algo en aquél periódico había llamado su atención, lo leyó rápidamente acompañada de su esposo y en cada linea que avanzaban de lectura sus ceños se iban frunciendo más y más.

-Qué terrible...- se lamentó la ama de casa, un poco ya mayor, Charlus se limitó a suspirar y a asentir. -¿Qué pasa?- preguntó con curiosidad su único hijo,James Potter, al lado de su mejor amigo y hermano del alma Sirius Black, que se había mudado con ellos hace poco. El hombre se levantó con algo de esfuerzo, pues los años le cobraban factura y caminó en dirección a la salida de la cocina.

-Nada, se acercan tiempos terribles- se limitó a decir mientras despeinaba el rebelde cabello de su hijo y se retiraba sin mirarlos a la biblioteca. Sirius comenzó a hacerle burla mientras también lo despeinaba imitando a su padre, James comenzó a golpearlo en broma y así comenzo otra de sus divertidas "peleas" , mientras Dorea molesta los reprendía. Esa fue una de las primeras señales para James Potter de que algo andaba mal.

Pronto comenzó su sexto curso en Hogwarts, James y Sirius no podían esperar para reencontrarse con el resto de sus amigos, los Merodeadores, Remus y Peter, pero sobre todo a su pelirroja, su amor al parecer platónico, pues le había pedido cientos de veces que salieran juntos y esas cientos de veces ella lo había rechazado, cosa que hería su ego porque ¿quién rechazaba a James Potter? Y cuando llegaron las cosas siguieron su curso como siempre, merodeando con sus amigos, hacían bromas, se metían en problemas, Lily y él peleaban... todo parecía otro año absolutamente normal. Hasta que un fatídico día llegó.

Una alumna de cuarto año, que "coinsidentemente" era hija de muggles, había sido atacada en el colegio, según esto el lugar más seguro con Albus Dumbledore presente. Con sangre se había escrito "El cambio llega, al poder ascenderá. Un mundo sin sangre sucia". Solo había una respuesta para esto, obviamente el colegio tenía gente en el interior que apoyaba esa ridícula ideología. Los merodeadores y sus amigos sabían claramente de quienes se trataban, ese grupo de Slytherins que siempre alardeaban de su "pureza".

Voldemort había sido muy astuto, entrando en la mente de uno de los alumnos, llenandolo de deseos de poder y gloria. Lo había convencido de que estando a su lado, sería invencible y que le recompensaría muy bien. Se trataba de Barty Crouch Junior, a quien Voldemort encomendó comenzar a hacer alboroto en Hogwarts, como él decía "Preparando a los pequeños para lo que serían de mayores", mortífagos fieles a su causa.

Varios alumnos de Slytherin, de las familias más prestigiadas se han unido a este pequeño grupo "Los Sangre Pura", liderados por Barty, luchan ardientemente por eliminar a los sangre sucia de una vez por todas.


Más mortífagos se reclutan, más sangre sucia son atacados, más gente muere y este problema se está filtrando en hogwarts. Lo unico que estos futuros miembros de la orden del fénix pueden hacer es pelear, y defender aquello que es correcto.